En esta noche de silencio forzado vuelvo a ti para que despiertes de nuevo las veladas contadas con las teclas de un mecanismo frío. Los días continuan pasando y la mente lo coje al vuelo, el cerebro crea nuevas ramificaciones para dar pie al espacio de lo que ya no es naúsea sino placeres cronometrados en un fotograma, pese al nuevo espacio se crean momentos de derrame en la presa y salen palabras, recuerdos pasados que parecen ser el predicado de los nuevos sujetos ajenos. ¿Quién rogó tal sacrificio? No fue otro que el miedo a aquello que no existía, que no existirá, ni existió. Pero de golpe una catarsis y puede gritar como nunca ha gritado, puede nadar en oceanos que no conocía, descubrir nuevas tierras en las pieles ajenas, ser lince y ballena. Elefante y rana. Alma captiva. Libre morada. Aviador pionero e inexperto en vuelo porque los marinos solo dan vueltas en el mismo angulo mientras el vuelo dispone en pies de los equilibristas la esencia de la levedad del ser al no respirar cuando se lee una frase que quiere correr.
Girando continuamente una hilera de polvos caen a tierra, diversidad de pastas ocultan la madera de una viva paleta, creando un mapa que da como resultado el final de horas empleadas en ello, ausencia de materiales provocan la sonrisa del gusto por el hacer, del entretenimiento para pasar los minutos que quedan, junto a melodías que recuerdan lo que en ellos un brazo unido a un pincel y un subconsciente plasman, escucho las cuerdas de una guitarra y sinceridad al mostrarse sin arreglos, errores y voces de fondo, en definitiva, la más adorable naturalidad, hoy de nuevo, el sol saldrá, los pájaros del amanecer escucharé piar, entonces será hora de reposar, soñar y bajar los párpados para descansar.
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