Últimas palabras, ley de murphy.

La noche se enciende con miles de colores y estupideces arbitradas,
el pringado de turno roe hasta el último hueso creyendo en el disfrute,
más no admira que es una sin razón,
como si yo mañana a estas horas decidiese que todo habría de ser de tal o cual forma,
sollozos internos emergentes en la más podrida de las aguas perturban el bienestar de los peces gordos,
sigues sin entender porque no eres capaz de amoldarte a la situación que desean ver,
pues eres tú el que siempre tiene que permanecer atento y bien.

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