Lo mejor del sol, el brillo de la luna.

Mentiría si dijese que hoy no he visto la luna más bella en mi cabeza,
con esos reflejos casi humanos que caracterizan su cara y la hacen más grande,
iluminaba todo el pueblo casi a la altura de las pestañas que actuaban de persiana en mi habitación,
cerrar los ojos y casi sentir el calor de su iluminación aunque estaba oculta en su otra cara,
podía sentirla cada vez más y más cerca,
ensimismada en su inmensidad,
abarcando a todo lo que había en su camino,
pero siendo ella la protagonista,
nublando su alrededor aunque estuviera a sus lados más próximos,
extasiada y enajenada,
pues cada vez estaba más y más cerca.

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