Tele no, tila.

Me presento;
una sala gris,
una rígida silla de madera,
cuatro paredes que limitan la realidad,
yo sentada en ella,
sujeta de pies y manos,
con mis pensamientos extraños,
girando velozmente con la cabeza,
trazando circunferencias de derecha a izquierda,
repeticiones constantes,
un pitido agudo suena en la sala que limita con esta,
y entra un olor que llega a colocar,
una gotera que se encuentra cercana a la silla golpea contra el suelo,
el sonido que transmite es sencillo lento pero feroz,
tic, tac, tic, tac,
se asemeja a esos relojes que no soporto cuando deseo conciliar el sueño,
comienza a sacarme de quicio,
las vueltas que daba con la cabeza aumentan su velocidad,
hasta en un mal giro,
truncar el cuello y caer junto a la silla contra el duro cemento gris del suelo

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