Miraba su rostro anexo al tiempo, manteniendo la compostura y haciendo trenzas con las cuerdas que podían ahogarle en un momento u otro, pese a ello sonreía y gustaba gozar de la vida haciéndose las mezclas más exóticas o desconocidas a la hora de la lectura. Pasaba una y otra página impregnándose de aquellas páginas manchadas de tintas nuevas.
Girando continuamente una hilera de polvos caen a tierra, diversidad de pastas ocultan la madera de una viva paleta, creando un mapa que da como resultado el final de horas empleadas en ello, ausencia de materiales provocan la sonrisa del gusto por el hacer, del entretenimiento para pasar los minutos que quedan, junto a melodías que recuerdan lo que en ellos un brazo unido a un pincel y un subconsciente plasman, escucho las cuerdas de una guitarra y sinceridad al mostrarse sin arreglos, errores y voces de fondo, en definitiva, la más adorable naturalidad, hoy de nuevo, el sol saldrá, los pájaros del amanecer escucharé piar, entonces será hora de reposar, soñar y bajar los párpados para descansar.
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