Miraba su rostro anexo al tiempo, manteniendo la compostura y haciendo trenzas con las cuerdas que podían ahogarle en un momento u otro, pese a ello sonreía y gustaba gozar de la vida haciéndose las mezclas más exóticas o desconocidas a la hora de la lectura. Pasaba una y otra página impregnándose de aquellas páginas manchadas de tintas nuevas.

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