A veces parece que todo es un juego

Ocultarse tras los cristales,
comiendose todos los bares,
haciendo locuras con los lunares,
que tiene las pecas de su cara ,
ocultas en su espalda,
reflejos de su belleza tras su melena,
recogida con diadema para no mirar sus penas,
vestidos estrechos y oscuros que demuestran su figura,
tacones de los de antes,
de palmos alucinantes,
mueve su cadera como diosa de la ladera,
no tiene corazón,
lo escondó en un bosque,
lo perdió,
lo seccionó,
lo mezclo con segmentos de su creación,
disfruto de vacio como un TID,
se enajenó,
se alimentaba con noches de decisión,
cambió de bares para evitar la observación,
exageró en la consumición con productos,
para divertirse siempre,
pero, ¿acaso se divertía?
apredió a disfrutar sin sentido,
simplemente por el hecho de hacer las cosas.
Sus tobillos eran delicados,
no tenía fuerza,
pero había aprendido a andar,
le habían dado la seguridad suficiente para poder correr,
le costaba continuar las tareas emprendidas con emoción,
antes de llegar a la mitad sus secciones le hacían perderse en una confusión,
en una desgana porque creía que no era lo suyo,
buscaba de nuevo otros caminos,
pero siempre se chocaba con la realidad de volver a perderlos,
siempre nuevos caminos,
siempre nuevas opciones,
volver a empezar con ilusión,
volver a perderla como venía,
en todos los ambitos de su vida,
cansada de las actividades,
de los sueños,
de la gente,
principal causa,
cansada de ella.

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