Pequeño Manhattan

-Ayer mismo le amaba y hoy mismo ya ni siquiera me gusta, quizás no había sitio para un hombre en mi vida.
Papa, ¿por qué el amor siempre se acaba?
- Esas cosas pequeñas y ridículas que no nos decíamos, con el tiempo se fueron amontonando y al final había más sin decir que dicho.
- El seguía su camino y yo había vuelto al mío.

Te quiero.
Perdonamé.
Claro que no te odio, no podría hacerlo.
No te vayas.
Besame otra vez.
¡Te quiero!

- Es decir las cosas sin miedo, es no ocultar nada, es encontrar un valor que no conocíamos.

-¿Qué estas haciendo aquí?
-Quería despedirme de tí, no quería que todo lo que no había dicho me ahogara, te quiero.... te quiero, te quiero, te quiero, ¡te quiero!..... tú que dices....¿ podrías enamorarte de mí?
- No se si estoy preparada para enamorarme, solo tengo 18 años, quizás... las chicas no maduramos antes.
- Pero tu lo dijiste.
- Ya no se lo que es madurar, pero me alegro de que estés aquí.


- Llegamos solos y lo dejamos exactamente igual.


- He sacado unas cuantas cosas del trastero.

Enamorarse es de necios, al final solo te quedas con pequeños recuerdos increíbles que jamás os quitareis de encima.

- Habrá otros, pero ese.. siempre será él.