Quizás no entendió la aplicación.

El creyó que desapareciendo apagaría mi sed de artista, no es consciente pues que yo no iba a jugar con él, su gran imaginación creía que buscaría pintar juntos un cuadro, enmarcar fotos en el comedor, compartir la cena que finalizaría aparcada en el bar porque no era hambre, si no sed de besos lo que esperaban nuestros cuerpos.

Olvidó que el termino asistir, no era más que me contara el mundo que había recorrido, yo no sabía lo que iba a hacer con mi vida y por ello no podía dar pie a ataduras en la misma, puede que mis palabras queden en silencio, o por contrario broten y él comprenda que no me importa la existencia de otra alma, pues pese a conversaciones de carácter emocional y pensar en un gozar no era eso lo que acabaría ocurriendo, y espero que antes de hacer la maleta hacia un incognoscible lugar, suene la melodía del maldito teléfono, con un escrito, en el que crear una amistad.

Siendo así el principio de un cuadro y un libro a la par, que no tenga otro objeto que el de pura sinceridad.
Quizás no sea el lugar, o puede que discrepe del vocabulario, más es lo que opino y no puedo ocultar,
se encuentra en el pueblo,
retornó a su hogar.

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