11-10.48

Cambio de planes dijo ella con una voz desafiante.
Él se creía poseedor del mundo; pero pronto se dio cuenta que no quedaba más que su inusual recuerdo en una mente desdichada anteriormente por otros.
La agonía era breve, el sufrimiento inapreciable y solo la gota de su aroma haría que retornara al momento del suceso, a la continua y extraña reacción de las oscuras escaleras por las que todos habían pasado.
Se hacía la ingenua, les hacia creer que eran ellos quien llevaba las riendas y que jamás se le había ocurrido retozarse en aquel rincón. Más lo hacía cada noche de borrachera, para no recordar una imagen especial,... si no una mezcla de ellas que trazarían las chapas de un escudo frente a aquel dolor.
El poder de este escudo era tan potente que podía distanciar a cualquiera, le daba la fortaleza de mantener la compostura mientras que la sombra de sus cabezas entrelazadas le permitían morderse el labio deseando que aquel rato acabara pronto, para que llegara el siguiente día.
Jugó con él sin apenas notarlo, era tal la fortaleza de aquel refugio; el escudo de duras chapas; que habían hecho que ella actuara como ellos, no dejando salir su alma.
Parecía que aquella partida le gustaba,y las piezas iban cayendo como las de un ajedrez dispuestas a tecleo.
Y cuando todo estaba controlado y tenía absorto a su contrincante, él saco la carta que escondía en sus anchas mangas, la carta que ganaría la partida.

¡No! gritó ella arrogante. Jamás ganaras la partida, pues el tiempo se reduce no se amplia y nadie tendrá el don que tuvo el anterior emperador que pese a su impecable triunfo en la guerra acabo con una sardina por espada.

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