Ella3.

Tras estos momentos de ausencia temporal y moral, salió de casa para hacer la rutina de todos los días, pero era diferente, tenía una energía especial, no había pasado nada, pero se sentía bien, Maggi gustaba de admirar y sentir en la cara el frescor de la mañana junto a los primeros rayos de sol, encontrarse por la calle con conocidos y guiñar el ojo a la vez que un tímido gesto de sacar la lengua; Mag gustaba también de saludar a todos aquellos que no conociera, principalmente las personas mayores, para hacer un recuento de las tres posibles respuestas de los receptores del saludo;1. una cara de sorpresa o indiferencia. 2.un saludo o 3. una sonrisa por respuesta con la lectura entre líneas de "aún queda gente así", en el autobús miraba las musarañas mientras pensaba en él, a la vez que jugaba con el coletero negro del que disponia siempre en la muñeca derecha como socorro en caso de temperaturas elevadas, tras pasar las tres primeras paradas dirigía su vista hacia el reloj, pero segundos después repetía este gesto porque no recordaba la hora que había visto.
El viaje duraba aproximadamente media hora, así que Mag tenía tiempo para jugar al quien es quien;su juego era diferente al conocido, consistia en observar los pequeños detalles de las personas del autobús e imaginar como sería su vida aunque no tuviera nada que ver con la realidad, cuando llegaba a su destino, caminaba sin rumbo durante 15 minuntos descubriendo nuevos caminos que ya existían y a las 10.25 exactas se situaba en la puerta de una escuela de arte,admiraba el escaparate una y otra vez, todos los días, pero siempre temía dar el paso, de pronto, uno de los dependientes salió, le dió un papel en blanco y volvió a entrar sin decirle palabra.
Margaret quedó patidifusa tras este acto y decidió entrar al interior (a pesar de sus visitas continuas al escaparate no había entrado jamás en aquel "mundo mágico", como lo consideraba ella) pregunto al dependiente por qué había hecho eso, y este contesto que sabía que de aquel modo perdería parte de su miedo a enfrentarse a lo que realmente quería sin apenas darse cuenta de que había superado parte de aquel temor.
Todo era muy raro, había ocurrido la primera cosa especial del día y quedaba mucho más por ganar.
El dependiente le dijo que era la quinta clienta del día y le pidió que dejará una marca de su estancia en un gran libro que tenían en la tienda para arte del público.
Mag puso una frase simple pero que sentía en lo más hondo de su ser e hizo que el joven artista no la olvidara "No queremos ser como los demás".
Cuatro minutos más tarde Mag abandono la tienda corriendo, pues había de emprender otra misión...

CONTINUARÁ

Comentarios

Entradas populares