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Mostrando entradas de septiembre, 2013

MASHJÚDEA

He hablado con las manchas, la materia me ha arropado, he respirado su aniquilador perfume y me ha dicho: que me desprenda de los recuerdos,   que la tela que me arropa no abriga y en ella, están las heridas cicatrizando, ocultando los delirios que provoca la soledad.   Me ha dicho también: que me desprenda de la sinéresis y pretenda a la sinalefa.   La incapacidad de la unión, da buenos resultados, lo que transgrede el sentir de territorio.

EL CASTILLO DE DELSO

Cuatro jóvenes decidieron embarcarse en la aventura del llamado castillo de Delso. Ingrid, Rehné, Rilke y Ruth, se atenían a la frase de ¿qué es lo peor que puede ocurrir? Un camino empedrado, un bosque a oscuras, el vigilante del castillo prohibiendo la entrada, no encontrar el camino de regreso. Nada de eso importaba, se lanzaron al viaje provistos de planos pero sin expectativas de lo que allí podía ocurrir, tan solo la intriga nerviosa por conquistar nuevos territorios. Rilke : ¿Qué ocurrió en el castillo de Delso? (Pregunto este a Ingrid) y esta comenzó a divagar en sus pensamientos. - La nocturnidad de la noche, le dijo ella; los susurros de los pájaros, el mar calmado haciendo el amor suavemente con las piedras , rompiendo en cada orgasmo al danzar con ellas; el retraimiento de éste por dejarle espacio y la no propiedad de un higo maduro en un árbol. Costras en los pies del azaroso camino, el silencio del metal trabajo por los hombres, los gritos mudos del dolor y el frí

SUCCUMBERE

El éxtasis en la mañana, los versos en las imágenes, enfrentarse a la ducha de agua fría, poemas en las estanterías que han de llegar a mi, como la contemplación de las insignificantes cosas, como la observación perenne de las mismas, como el sensitivo olor, buscado, como anochece y amanece el día.

SIN TEMOR NO HAY VALENTÍA

Me deleitas con fuegos en la noche, ¡Oh! Altea mía, patria de todos los que acoges y a los que das cobijo, muéstrame todo cuanto puedes ofrecerme. Dame las buenas noches y haz de mis sueños territorios de conquistas y hallazgos más allá de la falsa soledad de tus calles, dame todo lo que puedas darme y bendice mis amaneceres y nocturnas veladas. Eres tú mis ilusiones, mis virtudes y alboradas. ¡Oh! Altea muéstrame lo que puedes darme.

HISTORIA DE UN ÁRBOL

Me siento, lo observo, me deshago de todo cuanto le rodea, me adentro en el con la mirada, no lo comparo con lo demás; solo lo miro a él. Tiene muchas cosas que decirme, pongo a un lado los pensamientos de si alguna vez alguien lo ha mirado como yo, si alguien le ha preguntado como se encuentra, si se siente solo o desprotegido, continúo observándolo y le pregunto, puedo escucharlo, es pequeño pero tiene muchos años, aunque no quiere contarme nada de su edad realmente, quiere que continúe preguntándole, quiere que le cuente que he sentido al verlo por primera vez, por qué de todos le he escogido, quiere que le vaya viendo por partes, en diferentes días, a diferentes, a diferentes horas, quiere que me pregunte cómo ha llegado hasta aquí, si acaso mi percepción lo encuentra robusto o frágil, si confío, si logro hallar sus virtudes, no quiere que le cuente sus ramas, no quiere que le ponga nombre, no quiere que descubra su pasado sino, que me adentre en sus cambios, en el aquí y el ahora,

SANARE

Yo que te he odiado y he hecho prejuicios sobre ti todo este tiempo, Tú que en silencio me escuchas y continúas aceptándome en tus brazos, Yo que no era capaz de llegar a ti, Tú que permanecías constante, Yo que te juzgaba, Tú que me regalabas y me sigues entregando tus días, Yo que no he sabido verlo, Tú que me ofrecías tu espacio y morada, Yo que ignoraba tus razones, Tú que me salvas, Yo que no atendía a razones, Tú que no das espera ni de mi esperas nada, Yo que comienzo a observarte, Tú que no te inmutas y atiendes mis logros, violencias y odios, Yo que propósitos no tengo y dejo que el agua siga su cauce, Tú que me ofreces no lastimarme, Yo que no gozo ni busco pasiones, Tú te conformas solo con guardarme, Yo que ahora te valoro, Tú que me muestras que tengo delante, Yo que abriendo nuevos ojos consigo encontrarte, Tú me deseas estancia agradable, Tú me despiertas en sueños, Tú tranquilizas mi sed de agobiarme, Tú que eres pasado,

LA ALTURA

La gratitud se presta frente a la dolencia de lo inciertamente desconocido, el vacío de las almas que vivieron en un lugar donde la cima no era sino, el anhelo corrompido por una costumbre mensual, tres se observaban en la lejanía, sentimiento desconcertante y abrumador de realizar lo prohibido. Lucha incesante por la necesidad -y se olvidaron como se olvidan todas las cosas-