Los patos son abandonados en el parque municipal y las cortinas y el viento, tiraron la maqueta del castillo construido con varillas de madera. Había que pasar el río, para llegar a la terraza propia, donde había un olor desagradable; mientras ella, con el retrato de su fiel compañía enmarcado, disfrutaba de vistas a la orilla del puerto, en el territorio que me había usurpado. Me perdí dentro de la casa.