El sol cae con la intensidad del mes de Julio, sincero y agresivo sobre el banco en el que me encuentro; desde aquí puedo escuchar las campanas de la iglesia que prevén que están a punto de dar las ocho de la tarde, las palomas con sus alas de colores sobrevuelan el pueblo, sale humo de la chimenea y yo solo trato de hallar lugares en la confusión de una vista aérea.
Girando continuamente una hilera de polvos caen a tierra, diversidad de pastas ocultan la madera de una viva paleta, creando un mapa que da como resultado el final de horas empleadas en ello, ausencia de materiales provocan la sonrisa del gusto por el hacer, del entretenimiento para pasar los minutos que quedan, junto a melodías que recuerdan lo que en ellos un brazo unido a un pincel y un subconsciente plasman, escucho las cuerdas de una guitarra y sinceridad al mostrarse sin arreglos, errores y voces de fondo, en definitiva, la más adorable naturalidad, hoy de nuevo, el sol saldrá, los pájaros del amanecer escucharé piar, entonces será hora de reposar, soñar y bajar los párpados para descansar.
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